ESTRUCTURA AGRARIA – COLOMBIA


ESTRUCTURA AGRARIA – COLOMBIA

Iniciamos dando un concepto a lo que es una estructura agraria para poder identificar la trascendencia  y los orígenes de esta en Colombia.
La estructura agraria se define como el conjunto de elementos interrelacionados de la vida agraria, y su articulación con las estructuras ajenas al sector, mediante flujos de entradas y salidas (ej: industrias, servicios).

Los factores materiales: tierra, agua, clima, capital… son aquellos que dinamizaran  los países en vía de desarrollo  la estructura agraria principalmente.

-          Evolución de la estructura agraria.

La estructura agraria, sin importar en el contexto que ésta se encuentre, se fundamenta en el sistema de tenencia de tierra, que evoluciona con el desarrollo de la sociedad y las relaciones con el mercado. La tenencia de la tierra es, sin duda, el factor determinante de poder, sobre la cual se construyen relaciones entre las sociedades.


El ser propietario, no sólo significa poseer un bien o una propiedad agrícola; la finca es un sistema social y gobierna la vida de sus miembros, desde el nacimiento, hasta la muerte; además, influye mucho en el entorno local, regional y nacional.
La Unidad productiva (finca) está constituida por los siguientes aspectos: economía, política, cultura, tejido social, esperanza, trabajo y, todo un estilo de vida, para quienes participan de ella. En todas las etapas de la evolución, desde las Sociedades Precolombinas, pasando por la Sociedad Medieval, la Colonia, la Independencia y llegar hasta la República de hoy en día, se han generado, alrededor de la propiedad, grandes inconformismos, obligando a los dirigentes de cada etapa evolutiva a repensar la estructura del sector agrícola; sin embargo, estos cambios suscitados por uno u otro motivo, siempre han sido procesos de grandes frustraciones, tanto para  quienes los han impulsado, como para los campesinos y habitantes rurales.





·        La tenencia de la tierra

En Colombia, el acceso a la tierra ha sido históricamente una gran fuente de poder político y de conflicto social, además un determinante clave en la productividad de la economía rural.
En nuestro país, la estructura agraria se caracteriza por la falta del aprovechamiento de tierras productivas, la tendencia a la reconcentración de las tierras y el riesgo ambiental a consecuencia del uso excesivo de la tierra para pastoreo de ganado. Esto produce la expansión de la frontera agrícola hacia tierras frágiles, generando un grave riesgo ambiental y problemas sociales.
En un país históricamente agrario como Colombia podemos observar que la gran mayoría de los conflictos sociales y bélicos del siglo 20 y lo que va del siglo 21 están enmarcados en el terreno de lo agrario.

La tenencia de la tierra es una parte importante de las estructuras sociales, políticas y económicas. Es de carácter multidimensional, ya que hace entrar en juego aspectos sociales, técnicos, económicos, institucionales, jurídicos y políticos que muchas veces son pasados por alto pero que deben tenerse en cuenta. Las relaciones de tenencia de la tierra pueden estar bien definidas y ser exigibles ante un tribunal judicial oficial o mediante estructuras consuetudinarias dentro de una comunidad. En otros casos, pueden estar relativamente mal definidas, con ambigüedades que se prestan a abusos.


Formas de uso de la tierra

En relación a los usos del suelo y del territorio en Colombia son múltiples y cambian de manera continua. La incorporación de grandes áreas del territorio nacional a la producción agrícola y ganadera ha sido notable;  sin embargo, tales cambios no siempre se ajustan a las características biofísicas y a la vulnerabilidad implícita de los suelos.

Como referente, al final de la década  de los noventa, de los 114,17 millones de hectáreas que tiene Colombia, estaban destinadas a usos agrícolas 50,91 millones de hectáreas (44,6%) y el resto del para usos no agrícolas. Según el Ministerio de Agricultura, para el año 2010, se usan solamente 4,9 millones de hectáreas en cultivos, 38,5 millones de hectáreas en actividades ganaderas y tan solo 350 mil hectáreas en otras actividades agrícolas. Para un total de 43,7 millones de hectáreas.


El problema que subyace en esta utilización de tierras es su vocación, es decir en algunos casos se subutiliza la capacidad productiva de los suelos y otros se excede sus capacidades naturales y por lo tanto se degradan, y se presentan los conflictos por uso de los suelos y con ellos sus consecuencias, desertificación, degradación, etc.


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